jueves, noviembre 23, 2006

El Ilusionista (ídem)


Poca magia y mucho chamuyo

En la Viena de principios del siglo pasado se dearrolla la historia de amor entre un adolescente carpintero y la joven duquesa Sophie Von Teschen. Obviamente por la diferencia de rangos la incipiente relación es cortada y el pequeño Edward se dedica a recorrer el mundo y perfeccionar su habilidad manual para terminar convirtiéndose en una especie de David Copperfield antiguo. Años después se rebautiza con el nombre de Eisenheim y comienza a arrasar en el público vienés con su espectáculo de magia e ilusión. El conflicto comienza cuando redescubre a su amada Condesa Von Teschen entre el público y de la mano del príncipe heredero del Imperio.
Entre CGI poco sólido, acentos poco trabajados, actuaciones menos elaboradas y personajes de cartón, "El ilusionista" peca de la ingenuidad o la soberbia de creer que su público no superó la edad infantil, ofreciendo un guión simplista, cargado de clichés, con progresión dramática forzada y giros finales tan mal construídos que sólo son superados por los espasmos lúdicos de M. Night Shyamalan y su "Dama del agua". Que tengan en común a Paul Giamatti ofreciendo trabajos poco sólidos creemos es pura coincidencia. O el principio del fin.

Conclusión: Ni se molesten.

No veia una actuación tan mala de como la de Edward Norton desde el Ewan McGregor de Episodio I.

jueves, julio 20, 2006

Piratas del Caribe: El cofre de la muerte (idem)



Las largas y poco creíbles aventuras del Capitán Jack Sparrow.

Con ésta ahora definida saga, me ha sucedido algo muy curioso. Cuando me asomé a lo que se dio a conocer por estos pagos como "La maldición del Perla Negra", no estaba muy convencida. Esperaba un producto pobre, predecible y que no agregaría nada a la humanidad. De hecho la vi en el cine porque había conseguido un subtepass con un descuento ridículo para la entrada y no tenía nada mejor que hacer. Lo que sucedió es que tuve que comerme mis preconceptos uno detrás del otro. La primera Piratas del Caribe resultó una película de aventuras como no se filmaba hacia años, con un ritmo que no decaía, una trama simple pero bien eficaz, un cast aceitado y el plus de Johnny Depp comiéndose la película a tarascones con la excelente interpretación con la que había dado vida al pirata Jack Sparrow. Como ya sabemos la película fue un éxito rotundo y derivó en secuela. Habiendo disfrutado enormemente la primera reconozco que albergaba ciertas esperanzas para la segunda más un pequeño atisbo de terror: el clásico temor de que se cumpla la ley cinematográfica que anuncia segundas partes nunca fueron buenas (y que como buena ley, tiene sus excepciones).
Así que me asomé a Piratas del Caribe esperando un buen producto pochoclero, de esos que entretienen y te dejan con una sensación liviana y alegre cuando salís de la sala.

Error.

Terrible error.

El Capitán Sparrow vuelve en busca de un cofre y su llave, codiciado por varios antagonistas, con el fin de sacarse de encima una deuda con el tenebroso Davy Jones. El representante de la Corporación de las Indias Orientales, quien busca obtener la misteriosa brújula de Sparrow, se las ingenia para mandar primero al cándido Will (un automático Orlando Bloom) y luego a su futura esposa Elizabeth (Keira Knightley) a fin de que se las ingenien para quitarle el susodicho objeto al Capitán. En la ensalada subsiguiente caen caníbales, una bruja adepta al vudú, el monstruo Kraken, situaciones calcadas de la película anterior pero sin gracia, Johnny Depp convertido en Willy Coyote, la aparición del presunto muerto padre de Will, supuestos cuadrados amorosos de lo menos creíbles, más gags forzados que si bien arrancan alguna risa no alcanzan en proporción al metraje.
Demostrando los peores vicios del Hollywood más taquillero, El cofre de la muerte es una película larga, incongruente, plagada de fan service en detrimento de la credibilidad de la trama y sobre todo, permítanme la reiteración: larga.
Entre la lista de errores mortales en ésta película sobresale la complejización de la trama con el oscuro fin de alargar las situaciones de tal manera que alcance para, por lo menos, una secuela más. Esto produce que haga agua por todos lados. Las mejores películas de aventuras que el buen Hollywood nos ha legado se caracterizan por una simpleza en el guión que deja lugar para las aventuras en si, el humor y las sorpresas. La saga de Indiana Jones no sobresale por su complejidad sino por lograr mantener al espectador en su butaca, entretenido y con ganas de más. Cuando en una película de aventuras uno empieza a pensar más en el baño que en la pantalla hay graves problemas.
Por otro lado la burda construcción del guión alrededor de lo que en principio fue un hallazgo actoral de Depp, es decir la sarta de mohines y manierismos del Capitán Sparrow, no alcanza para mantener el interés. De hecho produce lo contrario porque la repetición se convierte en hastío bastante rápido y es una lástima que se halla llegado al punto de quemar un personaje originalmente tan simpático, caro al público además por su carácter de antihéroe, que desgraciadamente deviene casi Superman en esta última encarnación.
Por si no fuera suficiente los guionistas de dedican sistemáticamente a destruir los lineamientos de los personajes socavando cualquier atisbo de credibilidad que pudiera tener la trama.
El resultado final es un monstruo Frankenstein de lo peores defectos del cine de entretenimiento contemporáneo: tiene los diálogos rimbombantes matadores de ritmo de "El señor de los Anillos", tiene el protagonista disfrazado de antihéroe, cuando en realidad sus debilidades son ficticias y debajo de los lentes esconde al Superman promedio alla Neo de las secuelas de "Matrix", tiene el cebamiento hasta lo ridículo en los efectos especiales digno de los peores momentos de la nueva saga de "Star Wars", y tiene la falta de construcción dramática secuencial que se ha puesto en boga últimamente, como en las "X-Men", donde las trilogías son capítulos con la secuencialidad de una telenovela diaria.

Una lástima.

Conclusión: Abandonen el barco!

martes, julio 04, 2006

Retrato de familia (Il pranzo della domenica)



A la derecha de su televisor

No hay nada más tradicional como el almuerzo del Domingo en familia, título original en italiano de esta perturbadora comedia que la juega de ligera y guarda bajo el ala más de un mensaje peligroso.
En la Roma actual una familia con las aparentes disfuncionalidades promedio se juntan a almorzar los domingos en la casa de la figura matriarcal: la abuela Franca Malorni, viuda en situación acomodada que busca paliar su soledad en éstas reuniones de carácter obligatorio. Ella nuclea a sus tres hijas: Susanna, casada con el abogado trepador y con eterno tono naranja de bronceado artificial Massimo, y con una hija adolescente; la depresiva Barbara casada con el sencillo pero trabajador Maurizio; y finalmente Sofia casada con el idealista Nicola quien en su tozudez por mantener sus principios de izquierda no logra conservar un trabajo con el cual mantener a sus cuatro hijos.
Los conflictos latentes explotan cuando Franca se resbala y se rompe el fémur, las visitas al hospital sirven de disparador, más o menos forzado, para que las tres hermanas intercambien sus problemas.
Hasta ahora nada original ni destacable, no necesariamente aburrido pero tampoco llegando a los niveles de comedia promedio. El problema mayor se encuentra en la lectura entre líneas del guión. Lo que comienza como una simple chanza de carácter político deriva en una bajada de línea carente de gusto. En los arquetipos que representan los personajes se encuentra un tufillo a rancio que en el mejor de los casos preocupa y en el peor ofende. Empezando por la caricatura de setentista parado en la década en cuestión, el personaje de Nicola pasa de simpático a poco creíble en muy pocos minutos, capaz de poner en peligro la manutención de su casa si de defender un ideal a los gritos se trata, claro que cuando finalmente los compromete y gana una buena cantidad de euros en la versión italiana de "¿Quién quiere ser millonario?", exclama felíz: "Por fin me sirvió Lenin para algo", en referencia a la respuesta que le valió el premio. El abogado mujeriego se sabe de derecha pero no insiste mucho ya que no es un personaje muy querible, pero resulta que el trabajador Maurizio, quien se sabe hecho desde abajo manteniendo un vivero de cierta importancia y una mujer cuyas depresiones deberían traer mayor conflicto a la pareja (pero no porque él es casi un santo), manifiesta su apoyo a il cavaliere (apodo del ex-primer ministro Silvio Berlusconi) de una forma bastante explícita. La RAI produce la película. No queda mucho más que decír.
Los roles de las mujeres tienen su cuota. Cuando Susanna finalmente descubre los múltiples cuernos que le ha metido Massimo, no importa la vergüenza ni que él haya hecho carrera a partír de heredar el estudio jurídico de su padre. Ella lo perdona. Y decide castigar jurídicamente a las mujeres que participaron en el adulterio. Por otra parte, teniendo cuatro hijos (cinco en palabras de ella), el personaje de Sofia nunca considera la posibilidad de salir a trabajar para llenar el vacío de Nicola, hasta que la situación se vuelve desesperada, pero como él termina ganando 300.000 euros, ella vuelve feliz a su rol de ama de casa esclavizada, carrera universitaria completamente olvidada. Las depresiones de Barbara, que en principio parecen algo más que psicosomáticas, se curan milagrosamente cuando ella queda embarazada.
La famiglia unita hasta lo espantoso.
Esta película comparte con la adaptación del musical "Rent" la fachada inocente y el mensaje retrógrado por detrás. Yo apoyo el cine como entretenimiento pero en éstos casos lo defenestro como herramiente ideológico macabra. Lo que comienza como un retrato costumbrista termina siendo propaganda del gobierno de turno (la película es del año 2003). Están avisados.


Conclusión: ¿Había que reírse?

martes, mayo 16, 2006

Eros


En un ejercicio de trabajo comunal se reunieron los directores Michelangelo Antonioni, Steven Soderbergh y Wong Kar Wai para reflexionar sobre el elusivo tema del sexo y el erotismo en el cine. A partír de ahí se dan tres productos bien diferenciados que intentar abordar el tema con mayor éxito en dos de los casos y con resultados más que pobres en uno en particular. Los tres cortos están vinculados por un separador de acuarelas alusivas con un temita recurrente en italiano cantado por Caetano Veloso que invita a la transición entre una obra y la siguiente.



El filo peligroso de las cosas (Il filo pericoloso delle cose)


El sexo y el cuerpo.

Hay una verdad cruel que por cruel no deja de ser verdad: hay que saber retirarse en gloria y muy pocos saben hacerlo a tiempo. El triste caso del célebre director italiano Michelangelo Antonioni quien se animó a filmar con sus buenos noventa y siete años, se desmadra en la pantalla con un relato entre lo misógino y lo patético donde un matrimonio con su relación en decadencia evidenciada por diálogos poco menos que creíbles, busca renovarse. El anónimo marido lo logra finalmente sólo a través de una joven mujer concebida como de "espíritu libre", o bien retratada como una chica capaz de intercambiar sexo después de tres palabras con un extraño.
Filmada con códigos visuales y diálogos dignos de las películas que se pueden encontrar doppo mezzanotte en cualquier canal de cable (llegado cierto momento uno incluso tiende a buscar por reflejo el logotipo en la esquina superior de la imágen porque es lo único que falta), parte de un concepto que podría ser interesante pero no lo logra llevar a buen puerto. Si bien la historia está ambientada en Italia los protagonistas chapurrean el inglés sin mucha convicción, el desarrollo de personajes es inexistente así como la progresión dramática y el ritmo. Finalmente el resultado es pobre y sólo se ve más disminuido, si es posible, por el contraste con las obras siguientes. La intención de agregar un espasmo de trama simbólica solo termina por provocar vergüenza ajena. Es una lástima que uno de los grandes señores del cine italiano tenga que cerrar su carrera con un producto tan poco digno de su nombre.

Conclusión: Sáquenle la cámara al abuelo.



Equilibrium.


El sexo y la mente.

Steven Soderbergh no se encuentra entre mis directores favoritos, sin embargo debo rescatar el excelente trabajo que logra en "Equilibrium". Ambientado en los años cinquenta nos presenta a un neurótico publicista (Robert Downey Jr.) quien revisa un sueño erótico recurrente con su analista. La trama de aparente simpleza, se despliega en una espiral de recursos freudianos con un sorprendente conocimiento de las bases de ciertas problemáticas de origen psicológico. La percepción del espectador es puesta a prueba sin trampas mientras la verdad atrás del sueño es revelada.
La dirección lleva el sello marcado del director de Traffic con su uso de los colores y la iluminación quemada, la espiral del sueño es representada en un ritmo muy creíble y es evidente el gran trabajo de documentación que sostiene a los protagonistas del segmento. El resultado es un producto simple en la superficie y cerebral en su construcción que merece ser visto más de una vez para desentrañarlo.

Conclusión: Hablemos de Freud.



La mano.


El sexo y el sentimiento.

En el Hong Kong de 1963 un aprendíz de sastre es manipulado sexualmente por una clienta para provocar una reacción creadora en él que se refleje en los vestidos que le fabricará. A partír de ahí Wong Kar Wai, el director de "Felices Juntos" y "2046" cuenta una historia de obsesiones y fetichismos con una sensibilidad exquisita. La relación entre la prostituta de alto nivel, la Señora Hua (Gong Li), y el sastre se irá desenvolviendo con un crescendo en la intensidad de su relación no recíproca. Las situaciones simétricas se suceden y destacan los aparentes cambios de poder que son sólamente apariencia: incluso tras su declinación la Señora Hua será todo para el sastre.
La dirección asombra desde su capacidad para el manejo de la corriente erótica tensa y el sentimiento descarnado que fluye entre los personajes principales y alrededor de los secundarios. Los personajes son muy sólidos y las actuaciones más que buenas. "La mano" es una joyita para no ser perdida.

Conclusión: Excelente.

martes, mayo 09, 2006

Cerrando el BAFICI


Masters of Horror: Homecoming

Fraude electoral

Un colega crítico describió el BAFICI como una especie de tenedor libre de películas. La propia experiencia de BJ en la cola de entradas viendo a una masa snobista elegir a diestra y siniestra películas para ver debe contribuir, sin duda, a que se perpetren ciertas estafas. Una de ellas es cobrar una entrada para ver un capítulo de una miniserie como si fuera un film de cine independiente. Ni corresponde anunciar una miniserie como film, ni tampoco este miniserie: Masters of Horror es precisamente de cine independiente... Pero esta avivada del BAFICI no debe influir en nuestra crítica de Homecoming específicamente.
En USA, en plena campaña electoral, un operador político y una periodista de derecha forman una extraña alianza. En pleno aire de TV piden a los soldados muertos en la invasión a Irak que vuelvan a enseñares a los norteamericanos cuan importante es esta lucha más allá de que las armas de destrucción masiva no aparecieron... Y los soldados zombies vuelven. Y son indestructibles, inmortales, imparables... Y vienen a votar contra el candidato republicano (que todos sabemos que es Bush pero no se dice)
Este capítulo de la miniserie Masters of Horror fue dirigido por Joe Dante (Gremlins, Army of Darkness) y cuenta con un muy buen guión, sólido y sin complicaciones. Capta el clima propio de film de zombies clase B con y tomas y guiños al espectador que recuerdan algunos clásicos del género como Night of The Living Dead y, a su vez, lo combina con diálogos clásicos de películas de guerra que son soberbiamente resignificados. La dirección de Dante es difícil de sopesar siendo este el capítulo de una miniserie. El casting no es tan afortunado, pero el capítulo es soberbio. He dicho.

Conclusión: Voto a favor.




Porno

Desnudos

Un film con este título, que ya fue presentado en Mar del Plata, suele atraer bajo el pretexto de ser un documental, a las hordas snobistas adictas al onanismo selectivo. La sala estaba llena, y el director y los actores también estaban. La pregunta de rigor era cuánto se iba a mostrar.
Porno es un documental en donde el director convivió dos días con los actores, actrices, director y ayudantes de un film porno local en una quinta del GBA. El tono intimista se vuelve tremendamente revelador en la mediada que estamos frente a un documental genial.
En primer lugar, si como sostiene la tesis de los postbarthesianos, el porno de-erotiza, este director des-erotiza aún más. Muestra las escenas de sexo duro desde una óptica totalmente naturalista. Hay hasta primeros planos de los genitales pero sin el efecto de excitación esperado. Es más, el director logra de manera muy brillante desaparecer, dejando que actores y directores sean los verdaderos protagonistas.
En segundo lugar, hay un metaleguaje referencial muy sutil. Se muestran insectos, vegetación, bichos, etc. Un interesante recurso para referenciar la famosa noción de “cosas naturales” que suele rodear al sexo y que tiende a anular sus efectos de liberación (u opresión ) subjetiva.
Finalmente, es un vivo y notable retrato del carácter fundamental artesanal de estos films. Director y actores inflando globos para la supuesta fiestita de la “nena”. (obviamente en el film “le hacen” la fiestita). Una cámara intimista que recorre un asado donde se pueden vislumbrar los soportes de ego de los participantes. Una visión cruda y desenvuelta de las complejidades anatómicas y espaciales de perpetrar cierto tipo de escenas y un clima de intimidad que cierra de forma especial. Hasta el último detalle ha sido cuidado por este notable documental. He dicho

Conclusión: Muestra todo.

sábado, abril 15, 2006

BAFICI


John Carpenter´s Cigarette Burns

Mi primer encuentro con el BAFICI no fue de lo más feliz en más de un sentido. Más allá de los previsibles quilombos de organización, el público en su postura culturosa decadente y el hecho de tener que ir al cine de un shopping, la posibilidad de ver algo nuevo de John Carpenter logró hacerme pasar por alto todo esto.
Casi.
Porque no tuve en cuenta la posibilidad de que en vez de una película me estuvieran vendiendo un capítulo de una serie de televisión que con un poco de suerte será posible ver en I-Sat de acá a unos meses, o conseguirla en dvd, o en su defecto también sería una buena opción pasar más de un episodio en vez de optar por la opción mercantilista de "si querés más, venite otro día".
Por ahora gana en todo esto la gente de Mar del Plata.
Más allá del primer mal sabor de boca, me senté para escuchar los acordes familiares de la música de Carpenter (hijo en este caso, todo en familia) y asomarme al mundo conocido de un director peculiar. El tipo se las ha ingeniado para filmar temáticas que le interesan, mayoritariamente terror/horror, bichos de toda calaña, monstruos varios, etc, y siempre lograr meter un poco de contenido detrás de la aparente temática pochoclera de bajo presupuesto. Eso hasta la desagradable "Fantasmas de Marte" de la que no voy a hablar ahora. Y por supuesto la desastrosa "Cigarette Burns".
Las quemaduras de cigarrillos son una marca circular que aparece en la pantalla una fracción de segundo arriba a la derecha, que servían de señal para el proyectorista para el cambio de rollo. Recuerdese "El club de la pelea" y las incisiones que el infame Tyler Durden hacía en los rollos valiendose de esa fracción.
A partír de ésta señal se desarrolla la historia de Kirby Sweetman (qué nombre por dios), a cargo de un cine donde proyecta clásicos, dueño de una actitud de film noir y con una capacidad particular para rastrear películas raras. Kirby es conectado por un millonario coleccionista llamado Ballinger (Udo Kier) quien le encarga encontrar la extraña "Le fin absolue du monde", o bien "El fin absoluto del mundo", film que posee la extraña cualidad de provocar violentos baños de sangre entre la gente que la ve.
Empezamos mal.
Kirby a pesar de encontrarse desde el principio con que el extraño Ballinger tiene una criatura encadenada, muy posiblemente un ángel, no duda en salir en la búsqueda del film maldito ya que se encuentra endeudado. Aún sabiendo que su empleador planea proyectar masivamente la película.
Al entrar en contacto con una entrevista del director del film, Kirby comienza a alucinar con círculos luminosos (las quemaduras de cigarrillo) y fantasmas del pasado.
Error número dos.
Así la historia prosigue con la búsqueda, la supuesta profundización de los personajes, las alucinaciones en aumento con ciertos momentos gore que no vienen muy al caso y finaliza con el encuentro del film, su proyección y un pequeño baño de sangre, redenciones con el pasado y la liberación del ángel torturado.
Lo que desde el principio no funciona con ésto es achacable a los poco éticos guionistas novatos Drew McWeeny y Scott Swan quienes demuestran claramente dónde está la línea que divide el homenaje del plagio descarado. Esta historia que prentende ser un tributo al cine de suspenso y de terror termina siendo nada más que un monstruo tipo Frankenstein donde gran parte de sus miembros son de la fantástica "En la boca del miedo" del mismo Carpenter (en la que se cuenta la búsqueda de un libro cuya lectura desata la violencia y la locura), el detective cinéfilo es un Dean Corso wannabe extraído de "La última puerta" de Roman Polanski (donde a un especialista en libros raros se le encarga la búsqueda de un libro que resulta escrito por el diablo) y el recurso de los círculos flameantes esta burdamente robado de "Ringu" (o si quieren su remake yanqui "La llamada", donde un video maldito produce la muerte de quien lo vea, pasando por varias alucinaciones espantosas de un círculo misterioso y un fantasma vengativo). Hasta el personaje hiper secundario del proyectorista del cine de Kirby está desagradablemente robado del Hurley de la serie "Lost".
Cómo Capenter accedió a filmar ésta porqueria mal actuada y peor escrita, escapa un poco mi imaginación.
Salvo por el hecho de que todos tenemos que comer.
Y de que algunos evidentemente no saben retener su dignidad.

Conclusión: Una porquería indignante

sábado, abril 01, 2006

Festival de cine de Mardel



Legión (Tribus Urbanas Motorizadas)


A toda

El director de este documental, Jósé C. Campusano se ha propuesto hacer cine bruto. O lo que se entiende un documental que está en algún lugar a medio camino entre el Dogma de Lars Von Triers y una mínima edición.
Legión es un documental sobre los motoqueros que pueblan la fauna del GBA. Cuenta las vicisitudes de la AMB (Asociación Motoquera de Berazategui) y de otras en su sociabilidad y organización interna. Destacan las figuras de "El Polaco" y "el Vikingo" que nos reconcilian con el adolescente que todos llevamos dentros.
Si cine bruto debe entenderse como edición desprolija, tiempos corridos y excesivo naturalismo, la muy buena musicalización con temas de AC/DC, Creedence Clearwater Revival y Pappo, entre otros, suma una nota discordante. Pero con todo el film se deja querer así como estos motoqueros exhuberantes y familieros que retrata.

Born to be...Naturalista





Hotel Gondolín

Laas Chicassss….

Hotel Gondolín es un refugio. Es un lugar dirigido por una travesti que busca dar techo a sus compañeras trabajadoras sexuales y organizarlas. Es un documental que recorre en plano intimista tanto el día a día de su dura profesión y su lucha contra el rechazo como el activismo político.
Este documental, en manos del experimentado López Escrivá es una impecable mirada sobre un mundo tan complejo como segregado. Los planos cortos de un hotel en pobres condiciones edilicias contrastan con primerísimos planos de los rostros de sus habitantes y secuencias de ellas "produciéndose". Un hábil recurso que combina intimidad, imagen y discurso. El film lo logra en muy buena medida disparando el debate sobre las mínimas condiciones de lo que llamamos normalidad y el problema del respeto a la diferencia. El mundo interno privado es planteado ni bien empieza el film con el relato de vida de sus ocupantes y va ganando en exterioridad hasta llegar al mundo público en el debate que tuvo lugar en el teatro Ateneo acerca de la modificación del Código de Convivencia en la Ciudad de Buenos Aires. Un trabajo impecable. He dicho.

Conclusión: Transeúnte de Bs. As. , visite este Hotel

Conductas y condicionantes del comportamiento grupal

La Masa ingente

Este pequeño y simpático documental busca indagar cuáles son los principales determinantes de la conducta de un individuo cuando está en masa, no sin antes tratar de explicar qué es una masa de gente. El documental se divide tanto en el repaso con una audaz edición de las principales teorías de la psicología social desde Le Bon como en una serie de experimentos científicos conducidos principalmente por un tal Juan Pérez.
Dinámico y llevadero, con una edición impecable y audaz y con un lenguaje claro y ameno, este documental es sumamente didáctico y entretenido. Una joya, pero de fantasía. Falta una profunda indagación de teorías más dinámicas y aspecto más profundos del tema que se plantea. Igual vale la pena. He dicho

Conclusión: las aventuras de Juan Pérez, o de nosotros en la masa.

TV Service

Pero que imagen, señora!!

Juan Palomino interpreta un técnico de TV que vive en una Villa de Lugano y que provoca un accidente eléctrico para que la gente lo llame y le pida reparar su TV. Pero hay más. Su plan es interrumpir la señal, justo durante un River -Boca, para declarar su amor a una chica que conoció cuando tomó su primera comunión.
Una trama sencilla, pero correcta. Un Palomino sobrio, pero eficaz. Y un muy buen corto con un recurso de edición notable. El resto de los actores que compone la trama fueron reclutados en la misma villa de Lugano. Antes de la aparición de cada uno se muestran los diferentes casting. Un recurso simple e ingenioso que da a este corto un gran valor y lo hace muy recomendable

Conclusión: Señoras y señores, tengan Uds. muy buena imagen.



Subamérica

Subdesarrollo cinematográfico

Un geógrafo (o docente de geografía, no se sabe muy bien) es abandonado por su novia (esposa, mina, ¿a quien le importa?) e inicia un viaje para buscarla y al ser rechazado de nuevo (que poco nos importa, no?) va con una prostituta (una actriz cuyos gemidos "profesionales" no convencen a nadie) e inician juntos un viaje (¿iniciático?, ¿una caída? ¿una excusa para torturar al espectador casi dos horas? "nota de Anita: la cosa duró con suerte una hora, pero se siente como tres") Siguen los interrogantes, pero el que más le llega al espectador es ¿qué demonios hago yo acá?.
Este film fue puesto en circulación en el Festival y para colmo seleccionado. Una de las peores impresiones sobre celuloide que puedan jamás hacerse. BJ puede masticar una lata de fílmico y escupir algo mejor. Pocas tomas que duran eternidades y cansan al espectador, cuando no robos descarados al último de film de Kiorastami y algún intento de evocar personajes al mejor estilo Vargas Llosa como el "loco" director del mundo. Es tan mala que el espectador no puede ni reírse de ello.
Ha llegado un punto en que en las escuelas de cine debe enseñarse que lento no es igual a profundo ni que el mensaje debe sustituir a la trama. BJ ha sido estafado y quiere que alguien le devuelva las casi dos horas de su vida que ha perdido ahí dentro.

Conclusión: Se informa a la población que este film ha sido clausurado por razones sanitarias.



Zulú love letter


Sudáfrica mía


Esta es la historia de una periodista que lucha por el castigo de los crímenes raciales durante el Apartheid en Sudáfrica. Y desde luego, su vida familiar y afectiva sufre por su constante dedicación así como recibe planteos en el ámbito profesional.
Hasta aquí, una trama que podría dar lugar a un típico film de "Cine sólo para mujeres" en alguna matinée de Cosmopolitan TV con esos típicos golpe de efecto como la música sensibilizadora cuando al fin se hace justicia. Nada de esto se encontrará aquí. Al contrario el film demuestra una enorme sutileza. Una voz oculta que susurra al espectador pero que no alcanza a decirle algo que pueda entender. Es la voz negada, la voz del otro Negro que tan bien retrata el ganador del premio Nobel de Literatura J.M. Coetzee en su novela "Foe". Y también puede citarse la Edad de Hierro, dado que es el mismo sentido de proceso abierto y sentidos negados los que recorren este film. Inclusive los diálogos de Shakespeare que rodean al supuesto villano contribuyen a ese sentido de extrañamiento de la protagonista de la Edad de Hierro.
Una obra de arte, una obra algo críptica pero recubierta de un lenguaje cinematográfico accesible a todos. Despierta las ganas de estudiar este complejo proceso de la Sudáfrica post Apartheid y la problemática del otro. He dicho.

Conclusión: la voz de Viernes

martes, febrero 21, 2006

Orgullo y prejuicio (Pride and prejudice)


Película de nenas

En la Inglaterra de finales del siglo 18 el casamiento era el eje en la vida de cualquier jovencita con un poco de aspiraciones, así lo demuestra la Señora Bennet, madre de cinco revoltosas hijas, quien es capaz de perderse en la falta de tacto con tal de posicionar a las señoritas. En una casa con tanta hormona femenina descontrolada, el impasible Señor Bennet (Donald Sutherland) trata de sacar adelante su situación de género desbordado por el opuesto. Entre las cinco hermanas se destaca Elizabeth (Keira Knightley) por ser la única quien no pierde el sueño por situaciones románticas y lo acompaña con una lengua mordaz lista para demostrar su habilidad. La vida de la familia se ve convulsionada por la aparición del acomodado Señor Bingley acompañado de su fría hermana y del perturbado Señor Darcy. La posibilidad de un matrimonio acomodado mueve a la Señora Bennet quien hará todo lo posible para que su hija mayor se case.. o bien cualquiera de las cinco. Las chispas corren entre Elizabeth y el señor Darcy inmediatamente quienes se declaran odio mutuo casi al instante.. o no.
La película corre así entre las idas y venidas de las chicas, con el eje puesto en Elizabeth y Darcy (Mathew Macfadyen) quien parece no poder aportar al rol más que ojos de cachorro mojado. La adaptación parece un poco desprolija pero se deja ver, entretiene más por su pequeña cuota de humor ácido que por lo previsible de la historia. En general el elenco se maneja cómodo y la dirección no molesta, si bien pretende momentos reflexivos con exceso de primer plano de la bonita Keira que no aportan nada al ritmo. Ideal para ver en con un grupo de amigas.

Conclusión: Histeria con corte princesa

lunes, febrero 13, 2006

El increíble castillo vagabundo (Hauru no ugoku shiro)


Señores, de pie...

Hace ya unos años que vengo vislumbrando lo que he denominado "efecto Miyazaki", esto es en variadas ocasiones poder comprobar como públicos de la más variada edad se encuentran enganchados a más no poder viendo una película del señor en cuestión. Hace ya un par de años en el MALBA una nena de cuatro años decía a su mamá "se murió?" en relación al sacrificio de Nausicäa. Un tiempo después y gracias al tardío reconocimiento, ya en una sala comercial, un adolescente de trece miraba agarrado a la butaca de adelante el mundo que se desplegaba a partír de "El viaje de Chihiro". La última prueba de que una película de Miyazaki puede llegar a cualquier público lo tuve la noche en que fui a ver "El increíble castillo vagabundo". Función transnoche. Unos adolescentes de alrededor dieciocho llegaron a la sala en su modalidad más pava dado que no habían conseguido entradas para la película que querían ver originalmente. Eran de esos que molestan con los celulares, patean butacas y no tenían la menor idea de lo que se trataba y en cuanto aparecieron los caracteres japoneses, se rieron con un "uuuh, dibujos chinos". Pero a partír de la primera escena enmudecieron. Y no salieron de su mutismo hasta los títulos del final.
Basada en el libro inglés "Howl´s moving castle" la película toma lugar en algún país de tintes europeos, con aires a la primera y segunda guerra mundial a la vez, donde nos encontrarmos con Sophie Hatter, una jovencita muy seria que carga con el serio destino de llevar adelante la seria sombrerería de su padre. Sophie se sabe sobria, responsable y sobre todo fea, particularmente en comparación a una hermana despampante que llena la panadería donde trabaja de señores que vienen a cortejarla. En este mundo la magia es moneda común, las brujas abundan, los magos son reclutados para el ejercito del Rey y se rumorea la existencia de un tal mago Howl que se dedica a robar los corazones de las jovencitas, no en un sentido figurado. Claro que sólo se acerca a las lindas, así que Sophie se encuentra tranquila. Sin embargo ella es abordada por el mago en cuestión y se gana la represalía de la Bruja Calamidad quien la maldice convirtiendola en una anciana. Sin saber qué hacer o cómo manejarse con su cuerpo y sus achaques, Sophie huye al descampado donde se encuentra con un castillo móvil, un eufemismo ya que se trata de una serie de techos y ventanas con patas que parecen mantenerse juntas de milagro. El castillo es la casa de Howl y Sophie se las ingenia para convertirse en una especie de ama de llaves del lugar, conviviendo a su vez con una serie de compañeros del mago: un simpático aprendiz, un espantapájaros encantado y un demonio llamado Calcifer que, en palabras propias, es el único que trabaja en ese lugar. Ella llega a un acuerdo con el demonio por el cual, si ella logra romper el hechizo que lo ata a Howl, él romperá el de ella. Desde adentro Sophie comienza a ver que, por supuesto, no todo es lo que parece y que el atractivo y mujeriego Howl es simplemente un cobarde. Lo que no impide que se enamore de él.
Bien entrado en años ya, Miyazaki logra componer una fantasía cuyos personajes y situaciones asombrosas logran sorprender y entretener a público de cualquier edad, a la vez que relfexiona sobre la edad, la vejez de cuerpo diferenciada de la de mente, las responsabilidades y el crecimiento. Como siempre maravilla con los paisajes, nos regala de yapa un sentimiento antibélico y más que nunca demuestra que se puede hacer cine para todo público inteligente, en oposición en particular a Disney que sigue haciendo desastres con sus clásicos pero por suerte se avivó (mejor tarde que nunca) de la existencia de la obra de este excelente director que hay que disfrutar mientras siga filmando.
Para quien no esté al tanto Hayao Miyazaki es un director de animación con una muy larga trayectoria no tan ajena a Occidente. Para aquellos memoriosos, él estaba detras de la versión nipona de Heidi que se vio en la televisión local allá por los ochenta. Y más alla de eso es un gran conocedor del universo infantil, responsable de una serie de películas que pasan de lo entretenido a lo maravilloso sin escalas. Entre sus películas más conocidas se encuentran "Nausicäa del valle del viento", "Mi vecino totoro", "La princesa Mononoke", que fue la primera en ser distribuida por Disney si bien no llegó a verse en los cines locales, y la galardonada "El viaje de Chihiro".

Conclusión: La experiencia de ver un film de Miyazaki en el cine es imperdible. No se lo pierdan.

más info sobre Miyasaki
más info sobre el libro

(a mí me gusta más Howl morocho)

lunes, febrero 06, 2006

Los Productores (The Producers)


En el negocio del espectáculo...

Allá por 1968 el guionista/director Mel Brooks concibió una comedia acerca de un productor fracasado de Broadway, quien junto a un tímido contador intenta llevar adelante una estafa millonaria produciendo la peor obra musical a fin de que cierre el mismo día del estreno y ellos se queden con el dinero de la "perdida". La película fue un éxito, ganando varios premios entre ellos "mejor guión" para Brooks. Eventualmente la película sobre una mala obra de teatro fue convertida en una exitosa obra musical. Y ahora en una de esas cintas de moebius hollywoodenses se nos presenta la película-basada-en-la-obra-basada-en-la-película-sobre-una-obra.
¿Mareados?
Max Bialystock (Nathan Lane) es el mayor productor de fracasos en Broadway. Tanto es así que le han diseñado un cartel que rota de noche de estreno a noche de cierre. Es un tipo sin escrupulos, tanto así que no duda de jugar al peón bien dotado y la campesina virgen con viejitas adineradas para conseguír los fondos para seguir adelante. En su vida entra el cándido y tímido contador Leo Bloom (Mathew Broderick en piloto automático) quien sueña secretamente con ser productor y salir con coristas. Casi por error le comenta a Bialystock que podría ganar mucha plata más si hiciera una obra concebida para ser un fracaso. Obviamente él le toma el gusto a la idea y recluta al contador para ser su compañero en la estafa. Los pasos a seguir son disparatados hasta como pueden ser en una historia de Mel Brooks, incluyendo un director coreando junto con su staff "keep it gay" en relación al teatro, una obra de corte puramente neo nazi escrita por un fanático ("Springtime for Hitler") y una sueca secretaria/recepcionista/corista llamada Ulla (Uma Thurman). Claro que las cosas no salen como fue planeado y los productores se ven en serios problemas cuando su obra en vez de ofender al público es recibida como una parodia y termina siendo un éxito. Hasta ahí canciones, parodias a los musicales de los ´40 y ´50 y una muy divertida obra musical que choca un poco con el lenguaje cinematográfico. Esto se debe a un problema de adapación, si es que hubo alguna. La obra es tomada bastante literalmente y la dirección de una tal Susan Stroman es completamente insípida. Se limita a mostrar la obra como si se tratara de una transmisión de algún premio por TV. Su dirección de actores es inexistente. Dada la cantidad de años que Nathan Lane y Mathew Broderick llevan haciendo la obra, evidentemente nada nuevo hay para ver. Salvo el pequeño detalle de que nos encontramos frente a una pantalla de cine y no un escenario con cierta distancia, de ahí que las muecas exageradas de casi todo el cast resulten un poco demasiado para un primer plano. Salvado el problema del salto de lenguajes, la película se deja ver, divierte y casi casi parece que se está viendo la obra directamente. Casi.

Conclusión: Divierte. Y punto.

lunes, enero 30, 2006

Los Hermanos Grimm (The Brothers Grimm)


Queriendo emular al Barón Munchausen (pero no)

Los hermanos Jacob y Wilhem Grimm son estafadores profesionales. Se dedican a aprovecharse de las supersticiones de diversos pueblitos alemanes para primero encarnarlos con una serie de "efectos especiales" medievales y finalmente cobrar por un cacería de brujas arreglada desde el principio. El conflicto principal se desata cuando son descubiertos por un general de la ocupación francesa llamado Delatombe (un poco interesante Jonathan Pryce que parece rogan por el regreso de los tiempos de "Brazil") quien les da dos opciones: averiguan y solucionan la desaparición de niñas en un pueblito o pueden ser sitematicamente torturados para deleite de su secundón, el italiano Cavaldi. Ya en el pueblo recibirán la ayuda de una cazadora con una extraña tendencia a lamer sapos mientras que la mente "científica" de Wilhem choca con la posibilidad de que las fantasías populares que tanto atraen a su hermano puedan ser reales. Y en el medio entran en una ensalada semi digerible cualquier cuento de hadas más o menos conocido, a saber: Rapunzel, Caperucita Roja, la Bella Durmiente, Cenicienta y Blancanieves entre otros, independiente de si sus autores son los hermanos originales o no. Pareciera que la importancia está en la referencia misma y no si tiene algun sentido en la trama. El resultado es una sumatoria de ideas cruzadas que no llegan necesariamente a buen puerto y en otros momentos simplemente no se entiende a dónde está yendo todo. El ritmo de la película es irregular y sus protagonistas también. El Wilhem de Matt Damon me recuerda en ciertos momentos al Obi-Wan de McGregor en Episodio I: no me creo este papel, lo hago por la plata y quiero que se note. Por el otro lado el Jacob imaginativo y neurótico del insulso Heath Ledger es exactamente eso, neurótico. El resto del elenco hace lo que puede con una serie de personajes que van desde lo estereotipado, como la Reina malvada de Bellucci, hasta lo nauseabundo en las supuestas parodias que representan el francés de Pryce y el italiano de Peter Stormare.
¿Había que reírse?.
Terry Gilliam parece querer repetir "Las aventuras del Barón Munchausen" pero no lo logra. La idea central de su obra, aquella ambigüedad entre realidad y ficción, tiempo y espacio, se diluye en un producto masticado y digerido para el servicio de un público poco afín al ejercicio de la neurona. Que no es el público que siguió la obra de Gilliam y mucho menos entiende qué fue de la tomas particulares del director que se despacha con una cámara insulsa, un montaje inocuo y un resultado perecedero. Si hay un sólo punto resacatable en el conjunto es el arte de la película con influencias notablemente prerafaelistas. Pero no alcanza.

En conclusión: Fantasias no muy bien animadas de ayer y hoy