sábado, abril 15, 2006

BAFICI


John Carpenter´s Cigarette Burns

Mi primer encuentro con el BAFICI no fue de lo más feliz en más de un sentido. Más allá de los previsibles quilombos de organización, el público en su postura culturosa decadente y el hecho de tener que ir al cine de un shopping, la posibilidad de ver algo nuevo de John Carpenter logró hacerme pasar por alto todo esto.
Casi.
Porque no tuve en cuenta la posibilidad de que en vez de una película me estuvieran vendiendo un capítulo de una serie de televisión que con un poco de suerte será posible ver en I-Sat de acá a unos meses, o conseguirla en dvd, o en su defecto también sería una buena opción pasar más de un episodio en vez de optar por la opción mercantilista de "si querés más, venite otro día".
Por ahora gana en todo esto la gente de Mar del Plata.
Más allá del primer mal sabor de boca, me senté para escuchar los acordes familiares de la música de Carpenter (hijo en este caso, todo en familia) y asomarme al mundo conocido de un director peculiar. El tipo se las ha ingeniado para filmar temáticas que le interesan, mayoritariamente terror/horror, bichos de toda calaña, monstruos varios, etc, y siempre lograr meter un poco de contenido detrás de la aparente temática pochoclera de bajo presupuesto. Eso hasta la desagradable "Fantasmas de Marte" de la que no voy a hablar ahora. Y por supuesto la desastrosa "Cigarette Burns".
Las quemaduras de cigarrillos son una marca circular que aparece en la pantalla una fracción de segundo arriba a la derecha, que servían de señal para el proyectorista para el cambio de rollo. Recuerdese "El club de la pelea" y las incisiones que el infame Tyler Durden hacía en los rollos valiendose de esa fracción.
A partír de ésta señal se desarrolla la historia de Kirby Sweetman (qué nombre por dios), a cargo de un cine donde proyecta clásicos, dueño de una actitud de film noir y con una capacidad particular para rastrear películas raras. Kirby es conectado por un millonario coleccionista llamado Ballinger (Udo Kier) quien le encarga encontrar la extraña "Le fin absolue du monde", o bien "El fin absoluto del mundo", film que posee la extraña cualidad de provocar violentos baños de sangre entre la gente que la ve.
Empezamos mal.
Kirby a pesar de encontrarse desde el principio con que el extraño Ballinger tiene una criatura encadenada, muy posiblemente un ángel, no duda en salir en la búsqueda del film maldito ya que se encuentra endeudado. Aún sabiendo que su empleador planea proyectar masivamente la película.
Al entrar en contacto con una entrevista del director del film, Kirby comienza a alucinar con círculos luminosos (las quemaduras de cigarrillo) y fantasmas del pasado.
Error número dos.
Así la historia prosigue con la búsqueda, la supuesta profundización de los personajes, las alucinaciones en aumento con ciertos momentos gore que no vienen muy al caso y finaliza con el encuentro del film, su proyección y un pequeño baño de sangre, redenciones con el pasado y la liberación del ángel torturado.
Lo que desde el principio no funciona con ésto es achacable a los poco éticos guionistas novatos Drew McWeeny y Scott Swan quienes demuestran claramente dónde está la línea que divide el homenaje del plagio descarado. Esta historia que prentende ser un tributo al cine de suspenso y de terror termina siendo nada más que un monstruo tipo Frankenstein donde gran parte de sus miembros son de la fantástica "En la boca del miedo" del mismo Carpenter (en la que se cuenta la búsqueda de un libro cuya lectura desata la violencia y la locura), el detective cinéfilo es un Dean Corso wannabe extraído de "La última puerta" de Roman Polanski (donde a un especialista en libros raros se le encarga la búsqueda de un libro que resulta escrito por el diablo) y el recurso de los círculos flameantes esta burdamente robado de "Ringu" (o si quieren su remake yanqui "La llamada", donde un video maldito produce la muerte de quien lo vea, pasando por varias alucinaciones espantosas de un círculo misterioso y un fantasma vengativo). Hasta el personaje hiper secundario del proyectorista del cine de Kirby está desagradablemente robado del Hurley de la serie "Lost".
Cómo Capenter accedió a filmar ésta porqueria mal actuada y peor escrita, escapa un poco mi imaginación.
Salvo por el hecho de que todos tenemos que comer.
Y de que algunos evidentemente no saben retener su dignidad.

Conclusión: Una porquería indignante