jueves, julio 20, 2006

Piratas del Caribe: El cofre de la muerte (idem)



Las largas y poco creíbles aventuras del Capitán Jack Sparrow.

Con ésta ahora definida saga, me ha sucedido algo muy curioso. Cuando me asomé a lo que se dio a conocer por estos pagos como "La maldición del Perla Negra", no estaba muy convencida. Esperaba un producto pobre, predecible y que no agregaría nada a la humanidad. De hecho la vi en el cine porque había conseguido un subtepass con un descuento ridículo para la entrada y no tenía nada mejor que hacer. Lo que sucedió es que tuve que comerme mis preconceptos uno detrás del otro. La primera Piratas del Caribe resultó una película de aventuras como no se filmaba hacia años, con un ritmo que no decaía, una trama simple pero bien eficaz, un cast aceitado y el plus de Johnny Depp comiéndose la película a tarascones con la excelente interpretación con la que había dado vida al pirata Jack Sparrow. Como ya sabemos la película fue un éxito rotundo y derivó en secuela. Habiendo disfrutado enormemente la primera reconozco que albergaba ciertas esperanzas para la segunda más un pequeño atisbo de terror: el clásico temor de que se cumpla la ley cinematográfica que anuncia segundas partes nunca fueron buenas (y que como buena ley, tiene sus excepciones).
Así que me asomé a Piratas del Caribe esperando un buen producto pochoclero, de esos que entretienen y te dejan con una sensación liviana y alegre cuando salís de la sala.

Error.

Terrible error.

El Capitán Sparrow vuelve en busca de un cofre y su llave, codiciado por varios antagonistas, con el fin de sacarse de encima una deuda con el tenebroso Davy Jones. El representante de la Corporación de las Indias Orientales, quien busca obtener la misteriosa brújula de Sparrow, se las ingenia para mandar primero al cándido Will (un automático Orlando Bloom) y luego a su futura esposa Elizabeth (Keira Knightley) a fin de que se las ingenien para quitarle el susodicho objeto al Capitán. En la ensalada subsiguiente caen caníbales, una bruja adepta al vudú, el monstruo Kraken, situaciones calcadas de la película anterior pero sin gracia, Johnny Depp convertido en Willy Coyote, la aparición del presunto muerto padre de Will, supuestos cuadrados amorosos de lo menos creíbles, más gags forzados que si bien arrancan alguna risa no alcanzan en proporción al metraje.
Demostrando los peores vicios del Hollywood más taquillero, El cofre de la muerte es una película larga, incongruente, plagada de fan service en detrimento de la credibilidad de la trama y sobre todo, permítanme la reiteración: larga.
Entre la lista de errores mortales en ésta película sobresale la complejización de la trama con el oscuro fin de alargar las situaciones de tal manera que alcance para, por lo menos, una secuela más. Esto produce que haga agua por todos lados. Las mejores películas de aventuras que el buen Hollywood nos ha legado se caracterizan por una simpleza en el guión que deja lugar para las aventuras en si, el humor y las sorpresas. La saga de Indiana Jones no sobresale por su complejidad sino por lograr mantener al espectador en su butaca, entretenido y con ganas de más. Cuando en una película de aventuras uno empieza a pensar más en el baño que en la pantalla hay graves problemas.
Por otro lado la burda construcción del guión alrededor de lo que en principio fue un hallazgo actoral de Depp, es decir la sarta de mohines y manierismos del Capitán Sparrow, no alcanza para mantener el interés. De hecho produce lo contrario porque la repetición se convierte en hastío bastante rápido y es una lástima que se halla llegado al punto de quemar un personaje originalmente tan simpático, caro al público además por su carácter de antihéroe, que desgraciadamente deviene casi Superman en esta última encarnación.
Por si no fuera suficiente los guionistas de dedican sistemáticamente a destruir los lineamientos de los personajes socavando cualquier atisbo de credibilidad que pudiera tener la trama.
El resultado final es un monstruo Frankenstein de lo peores defectos del cine de entretenimiento contemporáneo: tiene los diálogos rimbombantes matadores de ritmo de "El señor de los Anillos", tiene el protagonista disfrazado de antihéroe, cuando en realidad sus debilidades son ficticias y debajo de los lentes esconde al Superman promedio alla Neo de las secuelas de "Matrix", tiene el cebamiento hasta lo ridículo en los efectos especiales digno de los peores momentos de la nueva saga de "Star Wars", y tiene la falta de construcción dramática secuencial que se ha puesto en boga últimamente, como en las "X-Men", donde las trilogías son capítulos con la secuencialidad de una telenovela diaria.

Una lástima.

Conclusión: Abandonen el barco!

martes, julio 04, 2006

Retrato de familia (Il pranzo della domenica)



A la derecha de su televisor

No hay nada más tradicional como el almuerzo del Domingo en familia, título original en italiano de esta perturbadora comedia que la juega de ligera y guarda bajo el ala más de un mensaje peligroso.
En la Roma actual una familia con las aparentes disfuncionalidades promedio se juntan a almorzar los domingos en la casa de la figura matriarcal: la abuela Franca Malorni, viuda en situación acomodada que busca paliar su soledad en éstas reuniones de carácter obligatorio. Ella nuclea a sus tres hijas: Susanna, casada con el abogado trepador y con eterno tono naranja de bronceado artificial Massimo, y con una hija adolescente; la depresiva Barbara casada con el sencillo pero trabajador Maurizio; y finalmente Sofia casada con el idealista Nicola quien en su tozudez por mantener sus principios de izquierda no logra conservar un trabajo con el cual mantener a sus cuatro hijos.
Los conflictos latentes explotan cuando Franca se resbala y se rompe el fémur, las visitas al hospital sirven de disparador, más o menos forzado, para que las tres hermanas intercambien sus problemas.
Hasta ahora nada original ni destacable, no necesariamente aburrido pero tampoco llegando a los niveles de comedia promedio. El problema mayor se encuentra en la lectura entre líneas del guión. Lo que comienza como una simple chanza de carácter político deriva en una bajada de línea carente de gusto. En los arquetipos que representan los personajes se encuentra un tufillo a rancio que en el mejor de los casos preocupa y en el peor ofende. Empezando por la caricatura de setentista parado en la década en cuestión, el personaje de Nicola pasa de simpático a poco creíble en muy pocos minutos, capaz de poner en peligro la manutención de su casa si de defender un ideal a los gritos se trata, claro que cuando finalmente los compromete y gana una buena cantidad de euros en la versión italiana de "¿Quién quiere ser millonario?", exclama felíz: "Por fin me sirvió Lenin para algo", en referencia a la respuesta que le valió el premio. El abogado mujeriego se sabe de derecha pero no insiste mucho ya que no es un personaje muy querible, pero resulta que el trabajador Maurizio, quien se sabe hecho desde abajo manteniendo un vivero de cierta importancia y una mujer cuyas depresiones deberían traer mayor conflicto a la pareja (pero no porque él es casi un santo), manifiesta su apoyo a il cavaliere (apodo del ex-primer ministro Silvio Berlusconi) de una forma bastante explícita. La RAI produce la película. No queda mucho más que decír.
Los roles de las mujeres tienen su cuota. Cuando Susanna finalmente descubre los múltiples cuernos que le ha metido Massimo, no importa la vergüenza ni que él haya hecho carrera a partír de heredar el estudio jurídico de su padre. Ella lo perdona. Y decide castigar jurídicamente a las mujeres que participaron en el adulterio. Por otra parte, teniendo cuatro hijos (cinco en palabras de ella), el personaje de Sofia nunca considera la posibilidad de salir a trabajar para llenar el vacío de Nicola, hasta que la situación se vuelve desesperada, pero como él termina ganando 300.000 euros, ella vuelve feliz a su rol de ama de casa esclavizada, carrera universitaria completamente olvidada. Las depresiones de Barbara, que en principio parecen algo más que psicosomáticas, se curan milagrosamente cuando ella queda embarazada.
La famiglia unita hasta lo espantoso.
Esta película comparte con la adaptación del musical "Rent" la fachada inocente y el mensaje retrógrado por detrás. Yo apoyo el cine como entretenimiento pero en éstos casos lo defenestro como herramiente ideológico macabra. Lo que comienza como un retrato costumbrista termina siendo propaganda del gobierno de turno (la película es del año 2003). Están avisados.


Conclusión: ¿Había que reírse?