Me suena conocido.
El término Dèjá vú proviene del francés y significa "ya visto", refiere a la sensación de algo ya vivido o repetido. En la nueva película del director Tony Scott (si, hermano de Ridley pero más taquillero) el título toma una nueva dimensión en cuanto que varios elementos de la misma disparan esa curiosa sensación. La historia comienza como una más de acción con un tufillo ochentoso en su simplicidad: en Nueva Orleans barco explota, mucha gente muere, por supuesto es un atentado terrorista (muy en boga) y aparece el investigador armado con la capacidad para ver ese detalle que a todo el mundo se le escapa y una sonrisa fácil, seguido de una lengua rápida. Nuestro héroe de turno, Doug Carlin, armado en un automático Denzel Washington (un emulador de McGregor más y van...) se encarga de rastrear el origen del atentado en busca del perpetrador. La intriga empieza cuando aparece en el río el cuerpo de una chica que parece haber muerto una hora antes de la explosión. Doug cree que la muerte de la chica puede estar conectada al terrorista y comienza a investigar, cuando es abordado por el agente Andrew Pryzwarra (un destruído Val Kilmer) que lo invita a participar de un grupo de elite que cuenta con una herramienta misteriosa para investigar el hecho: una máquina que permite ver cuatro días y seis horas en el pasado. Por qué esa determinada cantidad de tiempo es un misterio mal justificado y demasiado necesario para mantener una trama tambaleante. Acá es cuando la película pretende tocar la ciencia ficción y resbala de forma contundente. Doug comienza a espiar los pultimos días de la joven Claire y se obsesiona con ella a tal punto que por momentos pareciera que la vida de ella pesa más que los 500 muertos en el atentado.
Si es robo descarado, falta de originalidad endémica, o simplemente más de esa moda espantosa recurrente en las últimas producciones de hollywood de armar frankensteins con pedazos de otros vomitando un producto que toma por idiota al espectador, en Dèjá vú, y haciendo honor al título, la justificación del funcionamiento de la máquina, basada en la teoría de los agujeros de gusano, está calcada de la película "Event horizon"; cuando se deciden a jugar con el tiempo utilizan la explicación ya vista en "Volver al futuro 2", pero en versión light, nada de los peligros de encontrarse con uno mismo ni los problemas teoricos de causar particiones en la continuidad del tiempo-espacio.
La "maquina del tiempo" resulta una mezcla de pantallas gigantes y editora alla "Minority Report" y "A Scanner Darkly", cruzada con microondas y con una versión portatil de casquito ridículo y mochila tipo Cazafantasmas que da para una de las más absurdas, (no en el buen sentido), persecuciones que haya visto. La inclinación voyeurista de Doug parece una inspiración triste en "Vértigo" y "Vestida para matar". Juntese con mensajes en la heladera, ya visto y de forma mucho más interesante en "El Maquinista", revuélvase con un terrorista unidimensional, una historia de amor forzada, un guión endeble y una dirección espástica y tómese sólo a discresión, o acompañado en el caso de tener impulsos sádicos.
Conclusión: Repite como cena pesada de fin de año.
Nota: Si no veo una buena película o por lo menos una que no me tome por idiota pronto, me voy a deprimir. ¿Se acuerdan cuando habían buenas películas para ver?.
jueves, enero 04, 2007
Deja Vu (ídem)
Publicadas por Anita a la/s 3:57 p. m.
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