Una de tiros
Algo que desgraciadamente se ha vuelto una rareza en el cine de éste último año y pico es la honestidad. Ejemplo: si mi película entra en la borrosa y extensa categoría del "cine arte", será pretenciosa, cargada de alegorías, tendrá un ritmo particular y se espera que el público la siga pensando incluso cuando se volvieron a encender las luces del cine; si mi película es entretenimiento.. tiene que tener buen ritmo, una trama que lo sostenga con un mínimo de coerencia interna, pero principalmente tiene que ser divertida. Ya van varios tanques que disfrazados de sinfin de aventuras terminan siendo bodriazos de tres horas que ni los efectos logran sostener.
No es el caso de ésta película.
Con la duración justa y la insanía suficiente, "Matar o morír" es la mezcla justa de galería de tiros, estética de video game (pero sin saturar), trama mínima con frases ingeniosas tipo peli de acción de los ´80 y diversión pochoclera honesta y garantizada. Esto es lo que es y no pretende nada más.
Clive Owen personifica al misterioso y obsesionado con las zanahorias Smith, un tipo con una puntería infalible, cierta neurastenia simpática (la que lo hace perseguír y chocar a un tipo sólo porque no pone el guiño para cambiar de carril) y una capacidad de supervivencia superlativa. A los tres segundos de comenzada la película se cruza con una embarazada a punto de dar a luz y perseguida por unos matones. Las cosas se suceden rápidamente y el protagonista se ve con un bebé a cargo y perseguido por un malo bien malo personificado por Paul Giamatti quien entre tiro y tiro debe contestar los llamados de su esposa. Smith busca pronto a una amiga italiana prostituta (Monica Bellucci y el super acento) para que cuide al bebé mientras él encuentra la forma de averigüar qué pasa y descargarse con cualquier tipo que cargue una pistola.
A partír de ahí, tiros en cantidades industriales y en las situaciones más inverosímiles, pero es justamente ésto lo que hace que sea una película honesta, porque nunca se toma en serio a si misma. La trama está hecha para que las situaciones absurdas causen risa y finalmente uno salga del cine con la sonrisa de haber visto entretenimiento puro que no pide ni otorga nada más de lo que es: diversión.
Conclusión: Pochoclo balístico de primera calidad
Algo que desgraciadamente se ha vuelto una rareza en el cine de éste último año y pico es la honestidad. Ejemplo: si mi película entra en la borrosa y extensa categoría del "cine arte", será pretenciosa, cargada de alegorías, tendrá un ritmo particular y se espera que el público la siga pensando incluso cuando se volvieron a encender las luces del cine; si mi película es entretenimiento.. tiene que tener buen ritmo, una trama que lo sostenga con un mínimo de coerencia interna, pero principalmente tiene que ser divertida. Ya van varios tanques que disfrazados de sinfin de aventuras terminan siendo bodriazos de tres horas que ni los efectos logran sostener.
No es el caso de ésta película.
Con la duración justa y la insanía suficiente, "Matar o morír" es la mezcla justa de galería de tiros, estética de video game (pero sin saturar), trama mínima con frases ingeniosas tipo peli de acción de los ´80 y diversión pochoclera honesta y garantizada. Esto es lo que es y no pretende nada más.
Clive Owen personifica al misterioso y obsesionado con las zanahorias Smith, un tipo con una puntería infalible, cierta neurastenia simpática (la que lo hace perseguír y chocar a un tipo sólo porque no pone el guiño para cambiar de carril) y una capacidad de supervivencia superlativa. A los tres segundos de comenzada la película se cruza con una embarazada a punto de dar a luz y perseguida por unos matones. Las cosas se suceden rápidamente y el protagonista se ve con un bebé a cargo y perseguido por un malo bien malo personificado por Paul Giamatti quien entre tiro y tiro debe contestar los llamados de su esposa. Smith busca pronto a una amiga italiana prostituta (Monica Bellucci y el super acento) para que cuide al bebé mientras él encuentra la forma de averigüar qué pasa y descargarse con cualquier tipo que cargue una pistola.
A partír de ahí, tiros en cantidades industriales y en las situaciones más inverosímiles, pero es justamente ésto lo que hace que sea una película honesta, porque nunca se toma en serio a si misma. La trama está hecha para que las situaciones absurdas causen risa y finalmente uno salga del cine con la sonrisa de haber visto entretenimiento puro que no pide ni otorga nada más de lo que es: diversión.
Conclusión: Pochoclo balístico de primera calidad
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