jueves, mayo 03, 2007

La Antena (ídem)


Fantástica fábula muda

El cine arte es una frase fácilmente utilizada y multiplemente bastardeada, achacada a cualquier bodrio con pretensiones de cine francés que asome la cabeza por ahí. Pero el concepto de arte se suele perder entre silencios matadores de ritmo y sinsentidos sostenidos en alegorías que sólo el director realmente entiende.
Muy pocas veces el término es bien utilizado.
Esta es una de ellas.
En la misteriosa Ciudad sin Voz, sumergida en eterna nieve y silencio, sólo una cantante sin rostro pero con voz propia rompe la única forma de comunicación de sus habitantes: la palabra escrita. Los diálogos flotan como subtítulos con protagonismo y llevan a un nivel mayor la situación muda de la población. El Señor TV, dueño y monopólico líder de los medios de comunicación y subsistencia, planea un maquiavélico complot para adueñarse definitivamente del poco libre albedrío que queda en su ciudad. Ello es descubierto por un técnico reparador de televisores, que entre otras cosas, busca reparar la relación con su ex-mujer y su hija, quienes al vivir al lado de la casa de la cantante y su pequeño hijo sin ojos (literalmente), se verán arrastrados por la situación.
Como buena película muda, la trama es simple, pero radica en la forma impresionante en que está contada. Esteban Sapir vio mucho cine mudo, mucho realmente, y logra sacar adelante el género con mano certera, mientras que construye una fábula fantástica con ingredientes de "Metrópolis", "El gabinete del Dr. Caligari", un poco de "Brasil", otro de "Ciudad en tinieblas" y algo del cine surrealista. La mezcla sale adelante en un auténtico ejemplar del mejor arte en el cine, una película que dentro de lo posible hay que ver cómo fue concebida, es decir, en la pantalla grande. Si bien se siente un poco lenta, incluso en eso es coerente, el ritmo es fiel al cine que homenajea, pero bien vale la pena lo que da a cambio.

Conclusión: Imperdible


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