Cuartas partes nunca fueron buenas.
¿Qué tienen en común la última película de Harry Potter y "Las dos Torres", segunda parte de la trilogía de "El Señor de los Anillos" de Peter Jakson?. Las dos son terriblemente largas, las dos están basadas en libros con demasiada información para adaptar, y las dos incluyen escenas alargadas innecesariamente, escenas inventadas que no aportan nada y situaciones forzadas que no terminan de cerrar el conjunto.
"El Cáliz de Fuego" inicia con un misterioso asesinato y la llegada del trío protagonista, Harry Potter, Ron Weasley y Hermione Granger al torneo mundial de Quidditch. Durante las celebraciones del campeonato, aparecen los seguidores de Lord Voldemort y su marca aparece en el cielo. Más tarde, ya en la escuela, se anuncia el torneo de los tres magos donde a pesar de un límite de edad estricto, Harry Potter termina participando. Y a partír de ahí hay dragones, sirenas, laberintos fantasmales, angustias amorosas adolescentes, coscorrones de profesores estrictos y una lucha cara a cara entre enemigos mortales.
La película sufre de varios errores que no la ayudan a llegar a buen puerto. En el intento por adaptar una obra difícil algunas decisiones resultan acertadas, pero la mayoría no logra sacar el producto adelante. La resolución del misterio central de la trama está bien resumido, quitando personajes que no agregan nada a los tiempos cinematográficos y logrando una línea argumental clara de seguir. Por el otro lado los personajes centrales están, en algunas situaciones, delimitados y se vuelven caricaturas de sus reacciones, como las muletillas de Ron (cuántas veces puede decir "bloody hell"?) y los arranques de angustia neurótica de Hermione, más las dos líneas que tienen en toda la película los personajes secundarios como Fleur o Krum, que casi no se entienden qué hacen ahí o por qué tienen tanta importancia en los productos promocionales si casi no hablan. La dirección de Mike Newell, conocido por "Cuatro bodas y un funeral" y la empalagosa "La sonrisa de Mona Lisa", es correcta en el mejor de los casos pero desastrosa en la dirección actoral, sin importar la larga trayectoria de algunos y la poca experiencia de otros, todos parecen estar perdidos. Al final resulta un casting extraño, una seguidilla de momentos de relativa tensión, toques de humor que vuelven todo un poco más llevadero y extrañas decisiones que resultan en pequeñas indigestiones. Yo recomendaría recuperar a Alfonso Cuaron (director de " Y tu mamá también" y "Harry Potter y el prisionero de Azkaban"), que sin ser inglés ni dedicado a comedias romanticas pasatistas logró hacer la versión más equilibrada de las cuatro adaptaciones.
Conclusión: Un buen ejemplo de cuando el "fanservice" sale mal.
lunes, noviembre 28, 2005
Harry Potter y el Cáliz de Fuego (Harry Potter and the Goblet of Fire)
Publicadas por Anita a la/s 1:32 p. m. |
martes, noviembre 22, 2005
Una historia violenta (A history of violence)
Atacando estereotipos norteamericanos
En este tipo de obras es donde más se puede ver la tremenda distancia entre los promedios, es decir, entre el crítico promedio y el espectador promedio. Coonsiderada ya por la masa culturosa como una de las mejores películas de Cronenberg, nos acerca a la familia Stall, aparente y típica hasta el hartazgo familia norteamericana, reflejo de todo lo que es bueno y "debería ser". Papá es bueno, dueño de un "diner" y pacífico. Mamá también es buena y trabaja aparentemente de fiscal. El hijo mayor es un adolescente promedio con todas las inseguridades aparentes y cierta tendencia mágico-hollywoodense a que las cosas le salgan bien cuando todo indica lo contrario. Y está la nena rubia y buena, como el resto de la familia, quien se despierta en el medio de la noche porque sueña con monstruos. Pero "los monstruos no existen" dice papá.
Los monstruos por supuesto que existen, sino no habría película. Aparecen en principio en la piel de dos ladrones hiper violentos que en su camino de maldades deciden parar en el buen diner del buen Tom Stall.. y cuando las cosas se ponen agrias Tom se los despacha con una habilidad imposible. Sigue un pequeño circo mediatico que lo único que logra es poner la cara de Tom en todas las televisiones, y a partir de ahí, el viaje es cuesta abajo. Atraídos por la información, se presentan en el pueblo unos mafiosos con cara de malos y peores intenciones, convencidos de que Tom es otra persona. Y entonces los acontecimientos se precipitan, la violencia engendra violencia (por supuesto) y las crisis de identidad se suceden.
Las metáforas están, el juego de géneros también, pero ¿qué pasa con la audiencia quien en su mayoría es ajena a éstos?. A favor de Cronenberg, logra risas incómodas y que, mal que mal, la gente se vea obligada a identificarse con un héroe que no es lo que aparenta. Los climas de tensión están bien logrados, pero la falla primordial está ahí, asomando: nadie compró la historia. Si bien el juego de géneros es totalmente lícito, la sacarinada idealización inicial de la familia Stall los vuelve casi de cartón, la identificación necesaria para llevar al espectador a lo largo del viaje incómodo no se logra totalmente.. y el resultado es que el espectador promedio sale del cine con la sensación de que lo estafaron. Lamento ser repetitiva, pero insisto en que la verdadera genialidad es lograr un producto profundo y metafórico, sin dejar totalmente de lado al espectador promedio. Es fácil caer en un producto cerrado para un elite entendida, o simplemente un entretenimiento vacío y pochoclero. Los extremos no son buenos y el mundo está lleno de buenas intenciones.
Conclusión: Mucho ruido y nueces para unos pocos
Publicadas por Anita a la/s 1:06 p. m. |
domingo, noviembre 13, 2005
Millones (Millions)
Un cuento de Navidad.
Hace un tiempo, y pueden verlo en este blog, Anita llamaba la atención sobre la vuelta a los 50. Grandes directores y guionistas intentaron rescatar y hacer films con esa ternura. Esta vez fue el turno de Danny Boyle, el genial director rupturista que practicamente creo un nuevo lenguaje cinematográfico con films como Tumbas al Ras de la Tierra y la inolvidable Trainspotting.
Millions nos presenta a la clásica wretched family de los 50: Papá (James Nesbitt), sus dos hijos varones y su mamá trágicamente desaparecida. El mayor de los varones, Anthony (Lewsi Owen McGibbon) es uno de esos hiperpedantes chicos que asombran con su conocimiento inconexo de la realidad financiera internacional; el menor, Damian (Alexander Nathan Ethel) manifiesta una temprana fe religiosa, siendo capaz de recordar las fechas y circunstancias del nacimiento y muerte de diversos santos. Tras la muerte de su madre deciden mudarse y el pequeño Damian arma "su" casa junto a las vias con unas cajas. Allí recibe, como regalo del cielo, una valija con millones de libras, sólo comparte el secreto con su hermano, quien quiere usarlo para una serie de inversiones estratégicas en bienes raices y bonos. Damian por su parte quiere ayudar a los pobres. Así potencia el encuentro entre su padre y Dorothy (Daisy Donovan), una chica que junta dinero para ayudar a los niños africanos. Como era previsible el dinero era en realidad robado y el ladrón viene a reclamarlo.
La película debe ser sintetizada como un arriesgado experimento en donde Boyle busca rescatar y contar con un nuevo lenguaje todas las instancias clásicas: el conflicto entre el padre con derecho a rehacer su vida con una nueva mujer, los celos de sus hijos, la importancia de los valores morales y sociales por sobre el dinero (Damian diciendo que el dinero solo trae problemas) y varios niños adorables que nos asombran por su lucidez. Boyle, a su vez, muestra nuevamente su talento como musicalizador y su gran manejo de actores.
En cuanto al guión y el relato cinematográfico, destaca un notable conocimiento de la psicología infantil, capaz de rivalizar al mismo Hayao Miyazaki.
El film sin embargo sólo vale como primer experimento, se queda a mitad de camino. Se supone un film para toda la familia, pero para los niños es muy larga (¿que pasó con los films sólidos y acotados de 90 min?) y para los adultos es muy naive. Evidentemente el cine sufre un pequeño disloque entre el público y los recursos en materia de cine para toda la familia. Y Boyle también cayó en la redada. Aún así vale la pena. He dicho.
Conclusión: El dinero no hace a la felicidad.
Publicadas por Anónimo a la/s 11:35 a. m. |
jueves, noviembre 10, 2005
Wallace & Gromit: La batalla de los vegetales (Wallace & Gromit in the Curse of the Were-Rabbit)
Cuando el presupuesto no lo es todo
Hay dos enfoques posibles para abordar esta crítica. Comenzaré por el primero:
Como película para niños, la última entrega de Wallace y Gromit es entretenida, sorprendente y suficiente como para dejar a los menores satisfechos y a los mayores moderadamente felices. Punto
Segundo enfoque:
Como cuarta película de Wallace y Gromit pierde aquella simpleza fantástica que se podia ver en sus entregas anteriores, a saber "A grand day out" donde se nos presenta a un aparentemente standar señor inglés, pelado, que vive con su perro y le gusta tomar té con galletitas de agua y queso. Bastante queso. Tanto así que al quedarse sin provisiones decide buscar el lugar ideal para conseguirlo y decide ir de pic-nic a la Luna, que está hecha de queso como todo el mundo sabe. Wallace demuestra entonces que no es un señor inglés común y corriente con un perro común y corriente, ya que en su sotano guarda su último invento: una nave espacial. Ya en la Luna los protagonistas se encontrarán con una especie de cocina mecánica a monedas que sueña con viajar a la Tierra y esquiar. Segunda entrega "The Wrong Trousers", Wallace le regala a su compañero canino unos pantalones mecánicos para que lo saque a pasear, mientras que asediado por un presupuesto justo toma un inquilino: un pingüino. Su inquilino resulta ser un ladrón de joyas que ve la oportunidad en los pantalones mecánicos e incrimina a Wallace en sus fechorías. Queda entonces en el genial y mudo Gromit el trabajo de rescatar a su amigo, terminando todo en una increíble persecución en un tren de juguete donde Gromit arma el recorrido poniendo las vías mientras alcanza al pingüino. Finalmente en la tercera, "A Close Shave", metidos en el negocio de lavar ventanas, Wallace se enamora de la dueña de un local de lanas Wendolene Ramsbottom, sin saber que el perro de ella termina enredandolos en una conspiración para raptar todas las ovejas del pueblo con el objetivo de convertirlas en comida para perros. Esta última, las más graciosa de las cuatro, tiene también otra gloriosa persecución donde Wallace termina en una motito llevando encima varias ovejas.
Y qué pasa en la última?: Wallace ha encontrado la forma de explotar la obsesión del pueblo por un concurso anual de verduras gigantes armando una compañía dedicada al control de plagas, en este caso conejos. Muchos. Pero como es un hombre de buen corazón, no se deshace de las criaturitas sino que las esconde en su casa. Cuando la población conejil comienza a ser un problema, Wallace cree encontrar la solución en un aparato de control mental (bah, lavado de cerebros) en el que implantará en los conejitos su aversión a las verduras. Claro que esto sale mal y se encuentra con un conejo monstruoso (el Were-Rabbit del título) y otro mutante que agarra modismos de su personalidad. Su honor se encuentra en juego ya que la bestia arrasa con las cosechas de sus vecinos, a su vez que la organizadora del evento (y última conquista) Lady Tottington, al complicarse la situación del concurso, considera emplear las armas propuestas por el vividor Victor.
Lo que siempre sorprendió de los episodios de Wallace y Gromit más, allá de ser la animación con plastilina más sorprendente existente hasta ahora, era su capacidad de crear un mundo con un realismo mágico totalmente sencillo y creíble, credibilidad que se pierde en ésta última donde las situaciones son forzadas, la lógica mágica se disuelve y los recursos son reciclados. Es muy triste ver la repetición del recurso de la persecución en avión de "A close shave" donde Gromit con un botón transforma una parte de la moto en un avioncito para perseguír al perro enemigo, y en ésta simplemente hace volar un avión de juguete de una feria... para perseguír al perro enemigo. Las referencias a géneros como el cine B se encuentran un poco metidos con presión e innecesarios, incluso cae en clisés imperdonables en una película infantil a estas alturas: la supuesta muerte de Wallace con una extraña resurección a base de queso. Una lástima
Un tema aparte es la adaptación. Si bien no llegué a ver la copia en inglés, todas las películas anteriores las había visto en español, y en ésta última se destacan negativamente aquella idea estrafalaria de cambiar los nombres de los personajes por supuestos "equivalentes" en español, por ejemplo Victor de los Bosques por Victor Quartermaine (?) y una tal Señora Pajotes (que suena bastante mal). Otra cosa sumamente molesta es la incorporación de modismos mejicanos, ausentes en las traducciones anteriores, por ejemplo "compadre" en vez de "amigo". Resulta bastante chocante escuchar a Wallace diciendo "de pelos", lo mismo que le resultaría a la audiencia mejicana escucharlo decir "copado".
Dudo mucho que ésta película gane los premios que cosecharon las anteriores. Y con razón.
Conclusión: la película como producto infantil funciona, pero como película de Wallace y Gromit decepciona
más sobre Wallace & Gromit
Publicadas por Anita a la/s 7:24 p. m. |