jueves, noviembre 10, 2005

Wallace & Gromit: La batalla de los vegetales (Wallace & Gromit in the Curse of the Were-Rabbit)



Cuando el presupuesto no lo es todo

Hay dos enfoques posibles para abordar esta crítica. Comenzaré por el primero:
Como película para niños, la última entrega de Wallace y Gromit es entretenida, sorprendente y suficiente como para dejar a los menores satisfechos y a los mayores moderadamente felices. Punto
Segundo enfoque:
Como cuarta película de Wallace y Gromit pierde aquella simpleza fantástica que se podia ver en sus entregas anteriores, a saber "A grand day out" donde se nos presenta a un aparentemente standar señor inglés, pelado, que vive con su perro y le gusta tomar té con galletitas de agua y queso. Bastante queso. Tanto así que al quedarse sin provisiones decide buscar el lugar ideal para conseguirlo y decide ir de pic-nic a la Luna, que está hecha de queso como todo el mundo sabe. Wallace demuestra entonces que no es un señor inglés común y corriente con un perro común y corriente, ya que en su sotano guarda su último invento: una nave espacial. Ya en la Luna los protagonistas se encontrarán con una especie de cocina mecánica a monedas que sueña con viajar a la Tierra y esquiar. Segunda entrega "The Wrong Trousers", Wallace le regala a su compañero canino unos pantalones mecánicos para que lo saque a pasear, mientras que asediado por un presupuesto justo toma un inquilino: un pingüino. Su inquilino resulta ser un ladrón de joyas que ve la oportunidad en los pantalones mecánicos e incrimina a Wallace en sus fechorías. Queda entonces en el genial y mudo Gromit el trabajo de rescatar a su amigo, terminando todo en una increíble persecución en un tren de juguete donde Gromit arma el recorrido poniendo las vías mientras alcanza al pingüino. Finalmente en la tercera, "A Close Shave", metidos en el negocio de lavar ventanas, Wallace se enamora de la dueña de un local de lanas Wendolene Ramsbottom, sin saber que el perro de ella termina enredandolos en una conspiración para raptar todas las ovejas del pueblo con el objetivo de convertirlas en comida para perros. Esta última, las más graciosa de las cuatro, tiene también otra gloriosa persecución donde Wallace termina en una motito llevando encima varias ovejas.
Y qué pasa en la última?: Wallace ha encontrado la forma de explotar la obsesión del pueblo por un concurso anual de verduras gigantes armando una compañía dedicada al control de plagas, en este caso conejos. Muchos. Pero como es un hombre de buen corazón, no se deshace de las criaturitas sino que las esconde en su casa. Cuando la población conejil comienza a ser un problema, Wallace cree encontrar la solución en un aparato de control mental (bah, lavado de cerebros) en el que implantará en los conejitos su aversión a las verduras. Claro que esto sale mal y se encuentra con un conejo monstruoso (el Were-Rabbit del título) y otro mutante que agarra modismos de su personalidad. Su honor se encuentra en juego ya que la bestia arrasa con las cosechas de sus vecinos, a su vez que la organizadora del evento (y última conquista) Lady Tottington, al complicarse la situación del concurso, considera emplear las armas propuestas por el vividor Victor.
Lo que siempre sorprendió de los episodios de Wallace y Gromit más, allá de ser la animación con plastilina más sorprendente existente hasta ahora, era su capacidad de crear un mundo con un realismo mágico totalmente sencillo y creíble, credibilidad que se pierde en ésta última donde las situaciones son forzadas, la lógica mágica se disuelve y los recursos son reciclados. Es muy triste ver la repetición del recurso de la persecución en avión de "A close shave" donde Gromit con un botón transforma una parte de la moto en un avioncito para perseguír al perro enemigo, y en ésta simplemente hace volar un avión de juguete de una feria... para perseguír al perro enemigo. Las referencias a géneros como el cine B se encuentran un poco metidos con presión e innecesarios, incluso cae en clisés imperdonables en una película infantil a estas alturas: la supuesta muerte de Wallace con una extraña resurección a base de queso. Una lástima
Un tema aparte es la adaptación. Si bien no llegué a ver la copia en inglés, todas las películas anteriores las había visto en español, y en ésta última se destacan negativamente aquella idea estrafalaria de cambiar los nombres de los personajes por supuestos "equivalentes" en español, por ejemplo Victor de los Bosques por Victor Quartermaine (?) y una tal Señora Pajotes (que suena bastante mal). Otra cosa sumamente molesta es la incorporación de modismos mejicanos, ausentes en las traducciones anteriores, por ejemplo "compadre" en vez de "amigo". Resulta bastante chocante escuchar a Wallace diciendo "de pelos", lo mismo que le resultaría a la audiencia mejicana escucharlo decir "copado".
Dudo mucho que ésta película gane los premios que cosecharon las anteriores. Y con razón.

Conclusión: la película como producto infantil funciona, pero como película de Wallace y Gromit decepciona

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